Vistas de página en total

lunes, 29 de abril de 2013

El pensamiento inversor de Warren Buffett

Su fondo mantiene acciones de empresas estables; pero como fondo, toma una estrategía de reinversión de utilidades

http://www.actibva.com/magazine/mercados-financieros/invertir-como-warren-buffett


Invertir como Warren Buffett   


avatar
2 COMENTARIOS
buffett.jpg
Invertir como Warren Buffett se ha convertido en una quimera para muchos inversores. Mucho ha llovido desde que, en mayo de 1956, el Oráculo de Omaha inició una carreraplagada de éxitos como inversor.
Su sistema, que podríamos apodar “el método Buffet” se basa en una series de sencillos principios acerca de los datos fundamentales de las empresas y de la forma en que se comportan sus productos. Pero, ¿son estos principios accesibles para el gran público?

Invertir desde una perspectiva empresarial

Para Warren Buffet, esto significa comprar acciones de empresas excelentes a un precio que tenga sentido empresarial. Para él, una empresa excelente es aquella que fabrica un producto con mucha aceptación y que, además, le proporcione una rentabilidad a largo plazo superior a la de la deuda pública.
Para identificar empresas cuyos productos tengan una gran aceptación, basta con darse un paseo o, simplemente, hacerse una serie de preguntas a uno mismo: ¿cuál es mi refresco favorito?, ¿con qué me afeito cada día?, ¿qué me tomo cuando me duele la cabeza?. Si vuestra respuesta ha sigo algo parecido a Coca Cola, cuchillas Gillette, o Aspirina, enhorabuena, habéis pensado como lo hizo Buffett en su día. Estas son algunas de sus empresas favoritas.
Al hablar de rentabilidad, nos referimos indudablemente a beneficios para el accionista. La visión de Buffett al respecto es diferente a la de muchos de los inversores. Él considera como suyos los beneficios por acción que haya obtenido la empresa. Si son beneficios distribuidos, será dinero que el inversor obtiene automáticamente.
En caso de los beneficios no distribuidos, Buffett considera que la empresa los reinvierte por él, de modo que la empresa de la que tiene acciones está aumentando su valor subyacente y que, a largo plazo, el valor de la acción responderá a este aumento del subyacente haciendo que el precio de cotización suba.

El gran determinante: el precio de compra

En “el método Buffett”, el precio de compra es uno de los determinantes principales a la hora de realizar una operación. Esto se debe a que para el Oráculo de Omaha, el precio pagado determina la tasa de rentabilidad. Para calcular ésta, se han de predecir con cierta seguridad los beneficios por acción.
Para poder predecir los beneficios anuales, Buffett busca empresas cuya dirección y comportamiento empresarial permita realizar esta predicción con ciertos márgenes de seguridad. Analiza el precio por acción, los beneficios por acción pasados y, a partir de ahí, la posibilidad de extrapolar beneficios futuros.
Si la rentabilidad por acción es sostenida, en base a precios de cotización y beneficios pasados, si se puede calcular la rentabilidad futura y ésta es superior a la de la deuda del estado y si, además, la empresa posee un producto reconocido, sin duda estamos ante una empresa apta para “el método Buffett”.

La magia del interés compuesto

El interés compuesto constituye el arma secreta de Warren Buffett. Básicamente consiste en dejar que una cantidad de dinero, más los réditos del interés anterior percibido, sigan rindiendo más dinero, de forma conjunta, al aplicar el nuevo interés.
Esto, a primera vista, no parece algo tan mágico; al fin y al cabo, es como funcionan los bancos: se ingresa una cantidad de dinero y se le deja acumular interés. Sin embargo, lo mágico de este asunto es la forma en la que lo hace Warren Buffett: eludiendo, de forma legal, el pago de impuestos.
Básicamente, la jugada maestra del Oráculo de Omaha consiste en obtener una rentabilidad compuesta anual que no esté sujeta al pago de impuestos de la renta. La forma de hacerlo es tan sencilla que resulta genial: dejando que los beneficios se acumulen en la empresa y aumenten el valor de las acciones. De este modo, los beneficios sólo pagarán impuestos una vez.
Los beneficios no distribuidos aumentarán el valor de las acciones a un ritmo constante sin pagar impuestos. Cuando el accionista decida vender sus acciones, años después, los precios reflejarán esta sucesiva capitalización de la empresa y el importe recibido por el inversor será mayor y sólo habrá pagado impuestos una sola vez: cuando, finalmente, se enajenan los valores.

Conclusión

Desde aquí, os he ofrecido una visión básica de la forma de invertir del Oráculo de Omaha. Si os planteáis seguir sus pasos la contabilidad empresarial será una gran aliada. La buena noticia, es que sabemos que el método funciona; tan bien que Warren Buffett ha sido la única persona de la lista de millonarios de Forbes que se ha hecho rica sola y exclusivamente invirtiendo en bolsa.