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sábado, 14 de febrero de 2015

Debilidades institucionales en el sistema financiero favorecen los ilicitos de la banca mundial

http://www.jornada.unam.mx/2015/02/13/economia/031n1eco

Los bancos buscan adaptar los mecanismos a su favor; la sociedad civil debe vigilarlos
Imposible que el sistema financiero y HSBC cambien su manera de funcionar: Falciani
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 13 de febrero de 2015, p. 31
Madrid.
Desde el refugio desconocido en el que vive desde que dio a conocer la lista de más de 130 mil defraudadores fiscales en el mundo con cuentas en el banco HSBC de Suiza, Hervé Falciani, un informático de origen francés e italiano, reconoció que su labor de denuncia pretende hacer el trabajo que no hacen ni los gobiernos ni los políticos. A pesar del nivel del escándalo y de los impactos –tanto jurídicos como mediáticos– de la filtración, Falciani reconoció que es imposible que el sistema financiero y el banco HSBC hayan cambiado su manera de funcionar.
En una entrevista con el programa de radio Carne Cruda, que ahora se emite desde un portal independiente después de haber sido censurados en Radio Nacional de España (RNE) y de que en la Cadena Ser también les cerraran el espacio, Falciani advirtió que trabaja en una comunidad de ciudadanos que luchan por destapar el fraude del sistema financiero internacional, que permite la corrupción política y favorece mover el dinero del crimen organizado, como se ha demostrado con el narcotráfico o los grupos extremistas islamistas, como Al Qaeda.
El ex trabajador del banco HSBC sustrajo material informático de la sede en Suiza que contenía centenares de miles de fichas de ciudadanos de todo el mundo con cuentas secretas en el país helvético. El material lo entregó a gobiernos, fiscalías y tribunales para que se investigara, pero también a un colectivo de periodistas de investigación que analizaron la información y contrastaron su veracidad.
En la entrevista radiofónica, que se hizo a través del teléfono y sin que se revelara el lugar en el que se encuentra, Falciani advirtió que los bancos trabajan para adaptar los mecanismos a su favor, por eso necesitamos a la sociedad civil dentro de los bancos. No podemos dejar que hagan las leyes los mismos que trabajan contra nosotros.
La llamada Lista Falciani contiene datos bancarios y personales de más de 130 mil evasores procedentes de 212 países, incluido México, entre los que hay numerosos políticos, empresarios, deportistas de élite y, por supuesto, delincuentes dedicados al tráfico de drogas.
Falciani explicó que su situación personal sigue siendo muy difícil, ya que se encuentra en un lugar secreto y siempre tiene que tener mucho cuidado para moverse a cualquier lugar o para hablar con alguien. Desde que entregó a la justicia de varios países la citada lista, se convirtió en un testigo protegido y en un hombre amenazado por las numerosas tramas mafiosas que habría desvelado con la información sensible que sustrajo de los archivos de su anterior trabajo, el banco HSBC.
Explicó que la reacción a la publicación de la lista es buena para entender dónde está el dinero que falta en esta crisis. Dónde está el control que todos pensábamos que existía, pero que en realidad no existe. Explicó que él, personalmente, siempre se mostró partidario de que no se hicieran públicos los nombres y que en caso de que esto ocurriera que su difusión no intercediera en los procesos penales abiertos contra las personas implicadas. Como así ha ocurrido, afirmó.
Yo jamás quise que los nombres se hicieran públicos, pero hay gente dentro del sistema judicial que quiere hacer algo por su país y por la sociedad y que piensa que si esto se hace público es útil. Lo entiendo y me parece correcto. Estamos en una comunidad y entre todos nos apoyamos, así que se sabía la publicación de los nombres porque estamos haciendo lo que los gobiernos no quieren hacer. Por eso necesitamos esta colaboración. Es una manera de hacer política más en la calle y así vamos a continuar.
Falciani reconoció que en su labor para denunciar la corrupción estructural del sistema financiero internacional se ha encontrado numerosas dificultades, sobre todo por parte de los gobiernos y de los políticos, que no ayudan, más bien al contrario. Siempre tenemos problemas de cooperación con los gobiernos. Hablamos mucho del dinero que se limpia en los paraísos fiscales, pero no se habla del dinero negro que permite la corrupción, que hace que encontremos siempre a las mismas personas hablando con los grandes gigantes de la economía. Por ejemplo, en el Parlamento europeo, añadió
Los bancos buscan adaptar los mecanismos a su favor; la sociedad civil debe vigilarlos
Imposible que el sistema financiero y HSBC cambien su manera de funcionar: Falciani
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 13 de febrero de 2015, p. 31
Madrid.
Desde el refugio desconocido en el que vive desde que dio a conocer la lista de más de 130 mil defraudadores fiscales en el mundo con cuentas en el banco HSBC de Suiza, Hervé Falciani, un informático de origen francés e italiano, reconoció que su labor de denuncia pretende hacer el trabajo que no hacen ni los gobiernos ni los políticos. A pesar del nivel del escándalo y de los impactos –tanto jurídicos como mediáticos– de la filtración, Falciani reconoció que es imposible que el sistema financiero y el banco HSBC hayan cambiado su manera de funcionar.
En una entrevista con el programa de radio Carne Cruda, que ahora se emite desde un portal independiente después de haber sido censurados en Radio Nacional de España (RNE) y de que en la Cadena Ser también les cerraran el espacio, Falciani advirtió que trabaja en una comunidad de ciudadanos que luchan por destapar el fraude del sistema financiero internacional, que permite la corrupción política y favorece mover el dinero del crimen organizado, como se ha demostrado con el narcotráfico o los grupos extremistas islamistas, como Al Qaeda.
El ex trabajador del banco HSBC sustrajo material informático de la sede en Suiza que contenía centenares de miles de fichas de ciudadanos de todo el mundo con cuentas secretas en el país helvético. El material lo entregó a gobiernos, fiscalías y tribunales para que se investigara, pero también a un colectivo de periodistas de investigación que analizaron la información y contrastaron su veracidad.
En la entrevista radiofónica, que se hizo a través del teléfono y sin que se revelara el lugar en el que se encuentra, Falciani advirtió que los bancos trabajan para adaptar los mecanismos a su favor, por eso necesitamos a la sociedad civil dentro de los bancos. No podemos dejar que hagan las leyes los mismos que trabajan contra nosotros.
La llamada Lista Falciani contiene datos bancarios y personales de más de 130 mil evasores procedentes de 212 países, incluido México, entre los que hay numerosos políticos, empresarios, deportistas de élite y, por supuesto, delincuentes dedicados al tráfico de drogas.
Falciani explicó que su situación personal sigue siendo muy difícil, ya que se encuentra en un lugar secreto y siempre tiene que tener mucho cuidado para moverse a cualquier lugar o para hablar con alguien. Desde que entregó a la justicia de varios países la citada lista, se convirtió en un testigo protegido y en un hombre amenazado por las numerosas tramas mafiosas que habría desvelado con la información sensible que sustrajo de los archivos de su anterior trabajo, el banco HSBC.
Explicó que la reacción a la publicación de la lista es buena para entender dónde está el dinero que falta en esta crisis. Dónde está el control que todos pensábamos que existía, pero que en realidad no existe. Explicó que él, personalmente, siempre se mostró partidario de que no se hicieran públicos los nombres y que en caso de que esto ocurriera que su difusión no intercediera en los procesos penales abiertos contra las personas implicadas. Como así ha ocurrido, afirmó.
Yo jamás quise que los nombres se hicieran públicos, pero hay gente dentro del sistema judicial que quiere hacer algo por su país y por la sociedad y que piensa que si esto se hace público es útil. Lo entiendo y me parece correcto. Estamos en una comunidad y entre todos nos apoyamos, así que se sabía la publicación de los nombres porque estamos haciendo lo que los gobiernos no quieren hacer. Por eso necesitamos esta colaboración. Es una manera de hacer política más en la calle y así vamos a continuar.
Falciani reconoció que en su labor para denunciar la corrupción estructural del sistema financiero internacional se ha encontrado numerosas dificultades, sobre todo por parte de los gobiernos y de los políticos, que no ayudan, más bien al contrario. Siempre tenemos problemas de cooperación con los gobiernos. Hablamos mucho del dinero que se limpia en los paraísos fiscales, pero no se habla del dinero negro que permite la corrupción, que hace que encontremos siempre a las mismas personas hablando con los grandes gigantes de la economía. Por ejemplo, en el Parlamento europeo, añadió

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Mal desempeño de la economía mundial en los últimos siete años

http://www.jornada.unam.mx/2014/11/05/opinion/031a1eco


Siete años de crisis y de mala suerte
Alejandro Nadal
E
n 2001 Alan Greenspan explicó los factores que según él habían permitido a Estados Unidos sortear los peligros de la inflación, volatilidad y crisis desde 1970. Para el entonces presidente de la Reserva federal, los factores clave fueron la política monetaria y, además, ¡la buena suerte! Lo de la política monetaria es debatible pero, sin lugar a dudas, parece que la buena suerte se acabó hace mucho.
Han pasado siete años desde que se dejaron sentir los primeros síntomas de la crisis económica y financiera global. Siete años de mala suerte. Tal pareciera que se hubiera roto el espejo de ilusiones del neoliberalismo y que se hubieran abatido sobre la economía global siete años de maldiciones.
Las perspectivas para la economía global no son buenas, aunque muchos quisieran ver todo tipo de signos alentadores en indicadores diversos. El principal evento que inclina a pensar en ‘cosas buenas’ es la terminación del programa de compra de activos de la Reserva federal, el famoso plan QE de flexibilización cuantitativa. El anuncio se hizo la semana pasada.
El programa arrancó en 2008 y para el mes de septiembre pasado la Fed ya había adquirido 4.5 millones de millones de dólares en activos del sistema bancario. El programa QE fue de utilidad a los bancos y aunque tuvo un impacto en la economía real al mantener bajas las tasas de interés, el QE no sirvió como catalizador del crecimiento.
Desde que llegó a instalarse como presidente de la Reserva federal, Janet Yellen anunció que el QE se mantendría mientras los signos del mercado laboral así lo requirieran. Hoy la tasa de desempleo abierto es de 5.8 por ciento y eso la hace políticamente más presentable, lo que permite cerrar el programa de compra de activos sin sonrojarse.
En realidad, una parte de la reducción del desempleo se debe a que muchos han abandonado la búsqueda de un trabajo remunerado y por eso ya no cuentan como desempleados. Además, un porcentaje significativo de personas ocupadas sólo tiene empleos de medio tiempo. Cuando se incluyen estos factores en las estadísticas laborales, el resultado en el mercado laboral deja de ser satisfactorio.
Por esta razón, Narayana Kocherlakota, presidente de la Reserva Federal de Minneápolis, manifestó su desacuerdo con la decisión de la Fed diciendo que el banco central debió haber continuado su programa de compras de activos o, por lo menos, haber condicionado su manejo de la tasa de interés a la evolución de las perspectivas inflacionarias. Según Kocherlakota esto es necesario para incentivar la demanda y colocar mayor presión sobre los precios. Así, la Fed habría enviado una señal de que está decidida a empujar la inflación hasta el nivel de 2 por ciento.
Lo anterior reconoce que la economía de Estados Unidos todavía se encuentra en una situación complicada de deflación. La razón es que todos los agentes siguen tratando de reducir sus pasivos. Los hogares, por ejemplo, buscan a toda costa reducir el sobrendeudamiento en hipotecas, tarjetas de crédito, préstamos de estudiantes, autos y hasta los tristemente célebres home equity loans, préstamos sobre la apreciación de bienes inmuebles. Como los salarios reales siguen estancados, el desapalancamiento se mantiene.
El proceso deflacionario aumenta el peso de la deuda en términos reales (es lo contrario del proceso de evaporación de deudas a través de la inflación). Ese aumento de la carga de la deuda conlleva una contracción de la demanda agregada. En el pasado, ésta creció a base de impulsos crediticios y burbujas y hoy esa fuente de crecimiento ya no funciona como antes. En síntesis, la demanda agregada no está repuntando como uno podría pensar al leer la prensa internacional de negocios.
En Europa se dice que las medidas adoptadas por el Banco Central Europeo (BCE) bajo la dirección de Mario Draghi son similares a la QE de la Fed. Pero la realidad es que la postura de Alemania sigue dominando el enfoque del BCE y hace que su acción sea todavía muy tímida (el BCE ha comprado activos por apenas unos 2 mil 500 millones de dólares).
Hoy seguimos en una depresión global. Estados Unidos no es la historia de recuperación que se quiere proyectar. Europa sigue entrampada en la crisis agravada por los programas de austeridad. Por su parte, China sigue albergando la burbuja crediticia más grande del mundo. Si sigue sin reventar es por la capacidad de los bancos para ocultar cifras y porque los inversionistas chinos carecen de otras opciones para optimizar su cartera de inversiones. Esa es una de las razones por las cuales los agentes chinos compran hoy grandes cantidades de oro y por la que siguen adquiriendo derivados financieros de muy dudosa calidad. Por cierto, esos derivados encuentran su camino de regreso al mercado de bienes raíces y retroalimentan el crecimiento de la burbuja que algún día tendrá que estallar.
Las dificultades que experimenta la economía global conducen a una pregunta de dimensiones históricas: ¿es viable el capitalismo dominado por el capital financiero?

viernes, 17 de enero de 2014

Poder económico y político del capital financiero

http://www.elfinanciero.com.mx/no-te-lo-pierdas/139-no-te-pierdas/50704-financial-times-nada-puede-mellar-el-derecho-divino-de-los-banqueros.html

Nada puede mellar el derecho divino de los banqueros

No te pierdas - Viernes, 17 de Enero de 2014 05:01

jp morgan REUTERS 2

[JPMorgan paga 2.6 mil millones de dólares para resolver las demandas penales y civiles vinculadas con el esquema Ponzi de Bernard Madoff / Reuters]

encabezado financial OK



Por Philip Stephens

Es hora de admitir la derrota. Los banqueros se han salido con la suya. Ellos han visto desfilar y desaparecer políticos, reguladores y ciudadanos furiosos y han emergido triunfalmente de las ruinas de la gran crisis. Algunos pensaban que el choque de 2008 iba a cambiar las cosas. Qué tontería. Los banqueros todavía están recibiendo millones en bonificaciones mientras le restan importancia a las multas multimillonarias.


Hay países y empresas que han quebrado, líderes políticos que han caído como bolos, y trabajadores en el mundo entero han perdido sus puestos de trabajo. Todos somos mucho más pobres ahora de lo que alguna vez imaginamos. Sin embargo, en Wall Street y en City of London, sigue la misma rutina de siempre. ¿Se ha hecho más seguro el mundo para los embates del capitalismo financiero liberal? En pocas palabras, la respuesta es: No.

Dos noticias recientes me llamaron la atención. Una informó sobre la última multa impuesta a JPMorgan Chase, el gigante bancario de EU, y la otra reveló que los reguladores de los bancos centrales en Basilea habían debilitado las normas que exigían que los bancos comerciales recauden más capital para afrontar riesgos. Lo notable de estos informes es que parecían totalmente inconsecuentes. Grandes bancos rompen las leyes y los reguladores financieros se baten en retirada – ¿Qué tiene eso de nuevo?

Tomemos la gran multa de JPMorgan. La institución dirigida por Jamie Dimon está pagando 2.6 mil millones de dólares para resolver las demandas penales y civiles vinculadas con el esquema Ponzi de Bernard Madoff. La multa generó a duras penas un murmullo. Nadie en una posición de autoridad tuvo la desfachatez suficientemente como para sugerir que Dimon, otrora el icono de la rectitud bancaria, debería reconsiderar su cargo.

La multa, después de todo, fue la última de una larga lista. Los bancos estadounidenses y europeos han tenido que confesar los crímenes y delitos que van desde el lavado de dinero y la fijación del tipo de interés hasta estafar a los clientes y negociar de forma imprudente. Es triste decirlo, pero la indignación pública y la sensibilidad política han sido neutralizadas por la familiaridad.


¿Qué significa otro par de miles de millones de dólares para una institución como JPMorgan, que ha desembolsado multas de hasta 20 mil millones de dólares? En ninguna otra línea de negocios podría un presidente ejecutivo sobrevivir tanta y tan costosa infamia. Los banqueros han hecho de sí mismos una excepción. Las multas hacen sólo una pequeña mella en las vastas rentas que extraen de los sectores productivos de la economía. Incluso pueden deducirse de los impuestos.

Con la decisión de Basilea, los legisladores permitieron que los grandes bancos de inversión se salieran con la suya al facilitar nuevos requisitos con respecto a los porcentajes de apalancamiento, lo que limita las cantidades que tienen que recaudar en capital nuevo para protegerse de cualquier consecuencia de sus operaciones tipo casino. Estas concesiones representan otro éxito para la afinada operación de relaciones públicas de la industria. A veces pareciera que los bancos eran las víctimas y no los villanos de la crisis.


Ésta ha sido la historia desde el año 2008. Es cierto que las leyes han cambiado y se han endurecido las regulaciones para frenar los juegos de azar más atroces. Los requerimientos de capital se han levantado un poco, bajando ligeramente el riesgo de seguro de los gobiernos y reduciendo en la misma pequeña proporción los subsidios implícitos de los contribuyentes que pagan los bonos de los banqueros. La legislación Dodd-Frank ha incrementado las obligaciones de cumplimiento en Wall Street.

Aunque son positivos, estos son cambios marginales. La estructura básica del sistema – con sus incentivos perversos, instituciones demasiado grandes para quebrar y ejecutivos demasiado poderosos para ser encarcelados – se mantiene intacta. Los bancos universales, los cuales combinan la banca comercial con las operaciones de alto riesgo, siguen adelante. El resultado es que el propósito fundamental de las actividades bancarias –proporcionar la lubricación esencial para la economía real– sigue enredada con la especulación peligrosa y socialmente inútil.

Los contribuyentes todavía continúan proporcionando grandes subvenciones en forma de garantías que, perversamente, alientan a los bancos a tomar más riesgos. En ausencia de una competencia real, un oligopolio autosostenible de banqueros sénior continúa estableciendo sus propias recompensas. Los bancos se quejan de que hay más reglas que cumplir, pero lo que hemos visto es una serie de “retoques” en lugar de la radical reorganización necesaria para hacer de éste un sistema seguro. Esto es lo que Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal de EU, ha llamado la “asignatura pendiente” de la reforma.


Entonces, ¿Qué representa esta rendición palpable al derecho divino de los banqueros? Tres razones vienen a la mente. La primera, prosaicamente, se deriva de las funciones vitales de los bancos en cualquier economía de mercado. Una vez que rescataron al sistema financiero del colapso, los políticos volvieron su atención a la economía real. Al vérselas con recesiones profundas y crecientes déficit fiscales, estaban reacios a arriesgar una nueva desestabilización del sistema financiero. En lugar de ello, decidieron continuar con el status quo y aplicar curitas.


En segundo lugar, las reformas son obra esencialmente de personas con acceso privilegiado, los banqueros centrales y los reguladores que dijeron que el sistema estaba saludable justo antes de la crisis. Prefirieron apuntalar un poco el sistema que reconocer que la estructura básica estaba esencialmente podrida.


Por último, los bancos ahora han superado a los políticos y a los reguladores en un juego de “blofeo” de altas proporciones. Cada demanda de más capital o controles más estrictos ha sido recibida con amenazas no muy sutiles de estrangular el flujo de crédito a las empresas. Los políticos se echaron para atrás.

Los bancos no fueron los únicos responsables de la crisis. Hubieron otros factores como los enormes desequilibrios en la economía mundial. Los reguladores estaban dormidos.

Sin embargo, es realmente extraordinario que el mandato de los banqueros ha continuado sin interrupción. Al igual que los monarcas de antaño, han aceptado algunas restricciones, pero éstas pueden desgastarse con el tiempo. Su poder y riquezas siguen mayormente intactos. ¿Qué pasó, a veces me pregunto, con la guillotina de Robespierre?