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jueves, 10 de febrero de 2011

China y EU

Economía Informal | Macario Schettino
China y EU


El martes por la noche, el líder chino Hu Jintao llegó a Estados Unidos para una visita oficial.

Una, en particular, me parece interesante. Frente a la Casa Blanca, recibiendo 21 salvas de artillería, están un chino y un descendiente de africanos: los dos hombres más poderosos del mundo. Y luego dicen que el capitalismo no sirve para nada.

La visita de Hu a Estados Unidos tiene, entre otros propósitos, el de fortalecer las relaciones económicas entre ambos países. Por ejemplo, se formalizó una compra de 45 mil millones de dólares de China a EU, que incluye 19 mil millones en aviones, así como material de ferrocarril y autobuses. Parece mucho dinero, pero medido con respecto al tamaño de cualquiera de esos dos países, o de su comercio normal, no es tan relevante.

El tema simbólico parece ser más importante. Aunque China viene creciendo a gran velocidad desde fines de los ochenta (y a menor ritmo, pero ya importante, diez años antes), es sólo en la última década que apareció y creció la creencia en la China que controlará el mundo.

El año pasado, cuando ese país superó a Japón para convertirse en la segunda economía del mundo, en tamaño, esta creencia se convirtió en verdad aceptada. Ya es lugar común pensar en China como la gran potencia mundial, lo que implica aceptar, sin duda alguna, la decadencia estadounidense.

Por más que estas dos ideas estén ya grabadas en las mentes de las personas, falta mucho para que sean ciertas. Indudablemente, China ha crecido mucho, con un ritmo (por habitante) similar al que tuvo Japón en la posguerra, ya casi por el mismo período de tiempo. Japón creció a un ritmo promedio (en PIB por habitante, reitero) de 7.8% anual, desde 1946 hasta 1989, cuando empezaron sus problemas (nada graves, comparado con los que conocemos nosotros). Son 33 años a un crecimiento espectacular. China ha crecido a un ritmo de 7.5% anual por 31 años, desde 1979, cuando Deng se consolida en el poder e inicia la nueva época china, hasta 2010.

Visto así, China parece ser un milagro similar al de Japón. Pero podemos verlo de otra manera. Los 33 años de crecimiento de Japón le permitieron alcanzar, en 1989, un PIB por habitante de prácticamente 18 mil dólares anuales (dólares PPP, es decir comparables internacionales por poder de compra), que representaban en ese momento el 80% del PIB por habitante más elevado del mundo, o 3 y media veces el PIB por habitante promedio mundial. Japón era un país rico, no sólo grande, en 1989.

China, después de sus 31 años de crecimiento acelerado, tiene hoy un PIB por habitante de 10 mil dólares anuales (mismos dólares comparables), que representa cosa de 40% del PIB por habitante de los países más ricos, y como una cuarta parte del PIB por habitante más elevado en el mundo. Frente al PIB por habitante promedio en el mundo, China está justo ahí.

Es decir, a pesar del indudable crecimiento chino, que alcanza el grado de espectacularidad del que mostró Japón en la posguerra, el lugar al que China ha llegado es más o menos al ingreso promedio mundial. Arrancaron de un punto tan bajo, que han necesitado tres décadas de “milagro económico” para alcanzar 70% del PIB por habitante que tiene México hoy. Lo que nosotros despreciamos con tanta frecuencia, ese nivel de ingreso por habitante que hoy tenemos (10 mil dólares corrientes, 14 mil en dólares PPP), está todavía muy alejado de lo que los chinos tienen. China alcanza hoy un PIB por habitante equivalente a la mitad de México, medido en dólares corrientes, o de 70%, medido en dólares PPP.

La importancia de China radica en su inmenso tamaño, más de 10 veces mayor que México, y en ese ritmo espectacular al que nos hemos referido varias veces. Y lo mismo puede uno decir de todo el BRIC: ninguno de esos países, Brasil, Rusia, India o China, tiene un ingreso por habitante como el que tenemos en México. Medido por persona, todos son más pobres, o menos ricos que México. Pero todos ellos creen tener un futuro espectacular, y en eso radica toda la diferencia.

Hace unos días, según reporta la revista Expansión, el creador del acrónimo BRIC, Jim O’Neill, aseguró que hay otro grupo de países que participarán en la gran competencia económica del siglo 21: México, Corea (del sur), Indonesia y Turquía, que me imagino que convertirá en TIMK, con las iniciales de esos países en inglés. Ocho naciones, junto con los BRIC, que tienen cada una de ellas más de 1% del PIB mundial y potencial de crecimiento. Naciones, además, que cuentan con una población relevante (todos con más de 100 millones de habitantes, excepto Corea, que tiene 50 y Turquía con 75).

Así pues, aunque nos parezca estar viendo la decadencia estadounidense y el inevitable ascenso chino, más vale que no perdamos la perspectiva. Por los próximos cuarenta años, al menos, no parece posible que Estados Unidos pierda el liderazgo militar y científico, y mientras eso no ocurra, no perderá su posición privilegiada. Lo que no minimiza en absoluto el gran logro chino, sólo lo pone en contexto. Y, por cierto, al observar el contexto resulta que nosotros somos, aunque no queramos aceptarlo, una de las naciones más importantes del mundo: en población y en economía. Si no somos mejores, es sólo porque nos negamos a ello. Me recuerda un refrán: “el que por su gusto es buey, hasta la yunta lame.”