Fuente: http://www.cnnexpansion.com/expansion/2008/11/12/doble-o-nada
El casino de los derivados
Comercial Mexicana se la jugó y perdió 1,080 mdd
mientras su director financiero vacacionaba; Expansión presenta un
informe sobre los instrumentos que provocaron pérdidas a las grandes
empr
Por: ZacarÃas RamÃrez, Gisela Vázquez y Alberto Bello |
Miércoles, 12 de noviembre de 2008 a las 06:00
Los derivados se usaron sin atender reglas corporativas, considera Bernardo González Aréchiga, de la EGADE. (Especial)
CIUDAD DE MÉXICO — Del superpeso sólo quedó
el recuerdo. Cuando México se preparaba en septiembre pasado para
celebrar su independencia, en Wall Street la quiebra de Lehman Brothers
cimbraba los mercados, un par de granadas azotaba Morelia y arrancaba la
depreciación del peso, gradual e incesante. En tres semanas, la moneda
mexicana perdió su poder, las reservas del Banco de México disminuyeron
en doble dígito y los únicos que ganaron fueron los traders. No sus
entidades, que vivían la peor crisis de la historia reciente.
Por
años, las empresas mexicanas habían apostado –literalmente: con pesos y
centavos– por la estabilidad de la moneda en sus contratos de
cobertura. El dólar, a 10.50. Muchas ganaron dinero así, ‘fácil’. Pero
la casa nunca pierde. Con la depreciación, los bancos estuvieron en el
lado ganador. No sólo eso: debido al tipo de contrato de derivados, sus
ganancias fueron al doble, del mismo tamaño que las pérdidas de las
empresas. Poco a poco, a partir del 15 de septiembre, el nivel de deuda
virtual de varias compañías empezó a crecer en el activo de algunos
bancos, por encima de los 50 millones de dólares (mdd).
La semana trágica de las empresas mexicanas concluyó en pérdidas por más de 2,500 mdd.
Cemex, Alfa,
Bachoco y compañías con fuerte actividad exterior reportaron sangrías. La peor parte la sacó Controladora
Comercial Mexicana que, con una pérdida reconocida de 1,080 mdd, se declaró en concurso mercantil para renegociar su deuda. Y
Grupo Maseca
suspendió su cotización y quedó en posición abierta a finales de
octubre, con una pérdida virtual estimada de más de 1,200 mdd y el
riesgo enorme, no comunicado al mercado, de que el peso vuelva a subir.
“Es una irresponsabilidad”, comentó a Expansión un banquero acreedor de
la firma.
Abogados, banqueros, auditores y economistas
consultados pintan un panorama con muchos factores en juego. Hablan de
sobrexposición al riesgo y nulo control; falta de reportes a comités
financieros; ‘ignorancia’, mala suerte y hasta mentiras. El diablo salió
en los detalles de los ahora infames derivados, esos instrumentos
financieros de complejidad ‘infernal’, ‘bombas de tiempo’, como los
llamara Warren Buffett hace cinco años.
Y todo apunta, sin
embargo, a la condición humana de un grupo de directivos, vulnerable a
la codicia y a su reverso, el miedo al fracaso.
“Los derivados
son instrumentos que bien utilizados reducen los riesgos para las
empresas, pero mal empleados respresentan riesgos fuertes para quien los
utiliza”, dice Bernardo González Aréchiga, director de la Escuela de
Graduados en Administración y Dirección de Empresas del Tec de Monterrey
y fundador del Mercado Mexicano de Derivados.
Las fichas de casino
Cuando
el peso inició su caída libre, la información sobre los contratos de
derivados que los corredores envían semanalmente a sus clientes ya no
era suficiente. ¿Y si alguien no podía pagar?
Un derivado
requiere una inversión inicial muy baja, lo que puede llevar a
posiciones de elevadísimo apalancamiento, por encima de las
posibilidades de pago de la empresa.
Cuando el dólar llegó a 11
pesos, los banqueros empezaron a llamar por teléfono a los que tenían
los contratos de derivados más sofisticados –y mortíferos en un
terremoto financiero: los TARN (Target Accrual Redemption Notest, algo
así como pagarés que incluyen intereses acumulados), que imponen un
severo castigo a quien se equivoca en sus apuestas. Fichas de casino, al
fin de cuentas.
La pregunta cundió en los cuartos de guerra de
los financieros de las empresas: ¿Tienes contratos parecidos con otros
bancos? Dependiendo de la respuesta, era el momento de cerrar
posiciones, reclamar aumento de margen… o de venderles nuevas
coberturas.
Los TARN son un derivado que abarata el costo de
contratarlo a cambio de una ‘apuesta’ casi segura sobre una moneda
indicador o un producto básico. En el caso de que el cliente equivoque
la apuesta (lo que es improbable) su pérdida es mayor que su posible
utilidad.
La razón para que una compañía asuma el riesgo es la
posible ganancia y el ahorro en los costos de los contratos. Las
empresas mexicanas más agresivas en el mercado de derivados registraron
en los últimos años ganancias extraordinarias por este rubro. Comercial
Mexicana reportó en 2007 utilidades de 360 millones de pesos (mdp) por
derivados, 7.4% de sus utilidades antes de pago de intereses, impuestos,
amortización y depreciación.
¿Especulación o cobertura?
Los
derivados se inventaron para proteger a las empresas de variaciones
bruscas en sus insumos, la moneda extranjera o los energéticos, pero se
convirtieron, en palabras de Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de
México, en “un casino”.
Las compañías, indignadas, niegan que
estuvieran especulando. El auditor del informe anual de Comercial
Mexicana en 2007, PriceWaterhouseCoopers, afirmaba que “la compañía ha
suscrito transacciones de instrumentos financieros derivados para cubrir
su exposición al riesgo de tasa de interés y tipo de cambio. La mayoría
de las fechas e importes de los instrumentos financieros derivados se
corresponden con las fechas de adquisición de los activos o vencimiento
de los pasivos que pretenden cubrir”.
¿Protegerse del riesgo?
Comerci también reportó entonces que sus derivados con fines de
cobertura de importaciones o deuda tienen un valor ‘justo’ de 125 mdp a
finales de 2007. El resto, hasta 367 mdp, eran ‘negociación’, o, como
traducen varias fuentes consultadas, ‘especulación’.
La empresa,
coinciden las fuentes, parecía utilizar su tesorería para obtener
utilidades extra en los mercados cambiarios apostándole al peso y al
euro frente al dólar. Y hasta el momento, nadie lo censuró. Comerci sólo
reconoce que se dieron estos juegos en septiembre, cuando el tesorero
Gustavo Campomanes tomó la decisión de doblar las apuestas. La desgracia
llegó, dicen, por una catástrofe financiera comparable a un ‘tsunami’.
“Si
ves las expectativas de tipo de cambio del gobierno y los bancos,
nadie, en ninguna parte, se esperaba una crisis como la que se dio”,
dice Antonio Franck, abogado del despacho Haynes and Boone que
representa a Comerci, con un largo historial en restructuras y en
gobierno corporativo.
En el cierre del segundo trimestre de este año, el juego dejó de ser divertido.
Gruma
reporta en su informe anual una pérdida de 70 mdd al 30 de mayo de
2008. Comercial Mexicana vio crecer a 400 mdp su costo integral de
financiamiento “por operaciones de derivados”.
En su asamblea del
15 de julio, el Consejo de Administración, con la presencia de
Guillermo González Nova, fundador de la compañía, solicitó que se
cancelaran los contratos de derivados de tipo especulativo, asegura
Franck. Era una recomendación del comité de riesgo, formado por el
presidente ejecutivo, Carlos González Zabalegui, el director financiero,
Francisco Martínez de la Vega, y Campomanes. Santiago García García,
director general de Comercial Mexicana y autor del ‘milagro’ en los
últimos años (la utilidad operativa creció 11% en 2007), no participaba
en las decisiones sobre derivados, según confirman en la compañía. Las
que ponían en riesgo los esfuerzos de Comerci por convertirse en un
rival fuerte en un sector en proceso de consolidación bajo la sombra de
Wal-Mart.
“Lo que estamos viendo, aparentemente”, dice González
Aréchiga, “es el uso de derivados sin atender a las consideraciones
básicas de gobierno corporativo”.
Sobre todo cuando, al día de
hoy, Franck asegura que gran parte de los contratos de derivados los
hizo el tesorero a espaldas de la compañía.
Otros especialistas
consideran que “se cumplieron todas las formalidades, incluso con las
normas de información financiera aplicables”, dice Thomas Heather,
abogado de White and Case y participante activo en el Comité de Mejores
Prácticas del Consejo Coordinador Empresarial. “El tema de fondo es más
bien que no está revelado el nivel de riesgo”.
Unas vacaciones demasiado caras
A
veces, la bomba explota cuando uno anda lejos. Las últimas semanas de
septiembre Francisco ‘Paco’ Martínez de la Vega, director financiero de
Comercial Mexicana, no aparecía. Ante la caída gradual del peso, los
traders querían que la firma cubriera sus responsabilidades, el margen.
Campomanes, un hombre con 15 años en la empresa, estaba nervioso. “Paco
no está en México”, decía. Martínez de la Vega estaba de vacaciones en
España.
Todas las jugadas del equipo de finanzas de Comerci
salieron mal: apostó a la apreciación del euro y a la estabilidad del
peso frente al dólar. Lo contrario de lo que sucedió.
Siguiendo
las instrucciones del consejo, Martínez de la Vega había cerrado algunas
posiciones cuando el euro cayó. Pero la mayoría seguían abiertas,
aseguran los bancos, cuando éste se fue de vacaciones.
Campomanes,
acostumbrado durante 15 años a manejar las ingentes cantidades de
efectivo del sector comercial (no era un novato), tenía razones para
estar nervioso, y mucho más que los traders. Éstos ignoraban el volumen
real de operaciones de derivados de la compañía. Campomanes no tenía más
que sumar el resumen de Goldman Sachs, Merrill Lynch, JPMorgan,
Barclays, Santander y Banamex para saber que estaba al frente de un
barco que se hundía.
–¿Todo el riesgo que tienen es con
nosotros?, preguntaban los bancos. “Estamos conscientes de los riesgos, y
70% de mi riesgo es contigo”, decía el tesorero.
“Nos
mintieron”, asegura un banquero. El enorme riesgo que cada uno de ellos
percibía era una réplica del que tenía el otro banco. Ninguno de ellos
podía imaginar la bomba que iba a estallarles en las manos.
Los
100 mdd de agosto se habían convertido en 400 MDD, después en 600 mdd.
Éstos en 700 mdd. Nadie, según la empresa, conocía la cifra –que llegó a
2,000 mdd– más que Campomanes.
El tesorero decidió cubrirse con
una nueva apuesta. Seguro, al parecer, de que el peso se detendría,
contrató dos nuevos TARN a tipos de cambio más elevados. “La empresa
entró en la mentalidad del jugador, del doble o nada”, dice uno de los
banqueros acreedores que solicitó el anonimato.
La acción de
Comerci empezó a moverse a finales de septiembre y en la primera semana
de octubre. Comercial Mexicana sostuvo en sus comunicados a la Bolsa
durante un mes que no tenía nada que declarar.
La pérdida rebasó
con creces el EBITDA (4,136 MDP) a finales de septiembre, algo que
hubiera golpeado aún más el precio de la acción. Ésa es precisamente la
definición de un evento relevante del que se debe informar a la Bolsa.
La
empresa asegura que ni la dirección ni el consejo de administración
supieron de la situación hasta el regreso de Martínez de la Vega de sus
vacaciones. “Algunas operaciones de derivados de julio, agosto y
septiembre, las que están ocasionando la decisión de ir a suspensión de
pagos, fueron tomadas por el tesorero sin conocimiento del consejo de
administración”, afirma Franck. “No dijo nada. Creo que el tesorero
actuó con ignorancia e irresponsabilidad”, dice.
Sin embargo, los
acreedores sienten que algo no cuadra en la estrategia de la empresa de
culpar exclusivamente a Gustavo Campomanes. Los contratos de Comerci
alcanzaron el 15 de septiembre –con el dólar a 10.74–, un nivel de
exposición calculado por algunos bancos en más de 350 mdd. Fuentes de
Comercial Mexicana no confirmaron esta cifra.
Martínez de la
Vega, antes de irse de vacaciones, no informó al mercado, ni cerró sus
posiciones, lo que inició la bola de nieve.
Esta negación llegó a
la búsqueda de dinero. Campomanes ‘tiró’ de la línea de crédito abierta
en Bancomer, un banco con el que no tenían contratadas coberturas, pues
ya sabía que las pérdidas por derivados iban a ser gigantescas.
El
lunes 6 de octubre, Martínez de la Vega regresó, explica Franck, y
comunicó a su director general la situación en que se encontraba la
tesorería, con una exposición de 1,080 mdd (los bancos reclaman más de
2,000 mdd). Ahí se llamó a Credit Suisse, para hacer la reestructura
financiera.
Había en juego posiciones para comprar 7,000 mdd (la
pérdida de la empresa era menor: la diferencia entre el precio del dólar
contratado y la cotización del momento). El rumor disparó la cotización
del dólar, empeorando la posición de la compañía... y la de otras
empresas con problemas semejantes. “¿Cómo iban a comprar tantos pesos de
golpe?”, dice un banquero.
El secretario de Hacienda, Agustín
Carstens, declaró sobre la “especulación” de las empresas que había
llevado a una presión adicional del tipo de cambio. Luego, Guillermo
Ortiz criticó a Comerci a viva voz, diciendo que habían negociado con
cosas que no eran parte de su negocio.
La empresa reunió el
martes 7 de octubre a todos los banqueros en las oficinas de Credit
Suisse para anunciar que no podía pagar, y que buscaría el concurso
mercantil.
De la noche a la mañana, la tercera mayor cadena de
autoservicio de México, con ventas superiores a 5,000 mdd al año,
informó a la Bolsa Mexicana de Valores que su deuda se había
cuadruplicado a 2,000 mdd, que había incumplido el pago de un bono y que
por tanto su controladora acababa de solicitar el concurso mercantil.
La reacción de los proveedores no se hizo esperar: Mabe canceló ese día la entrega de 10,000 electrodomésticos.
El callejón de la desolación
La
noche del miércoles 8 de octubre terminó para algunos de los
principales banqueros de México a las cuatro de la mañana. El anfitrión
en las oficinas de Credit Suisse sobre el Paseo de la Reforma era Héctor
Grisi. Ahí se encontraron Marcos Martínez, director de Santander,
Martín Werner, de Goldman Sachs, Fernando Quiroz, presidente ejecutivo
de Mercados y Banca de Banamex
Citigroup
en Latinoamérica, Eduardo Cepeda, director de JPMorgan, Alberto Ardura,
de Merrill Lynch, y José Antonio González Molina, de Barclays.
El tema era el bono que
Controladora Comercial Mexicana debía, pero que no había forma de cumplir. Se imponía el concurso mercantil.
“Nos sorprendió ver a Goldman y Merrill”, cuenta un banquero. “No sabía que tenían operaciones otros bancos”, dice otro.
En
las reuniones, el clima era de desolación. Carlos González se veía
golpeado pero lideraba la tónica sobre la restructura. Campomanes, en
cambio, estaba hundido, “se quedó sin habla,” dice una fuente. Había
enojo en el aire: los bancos se sentían engañados, la empresa sentía que
le habían vendido una bomba nuclear sin instructivo, pero se abocaban a
buscar soluciones.
Las primeras decisiones fueron el cierre de
las posiciones de derivados de la empresa, aunque al cierre de esta
edición no había acuerdo sobre el monto.
Otro punto fue solicitar
la suspensión de pagos, que debió presentarse dos veces debido a
inconsistencias (la empresa pedía el concurso mercantil debido a las
pérdidas generadas por los contratos de derivados, pero se reservaba el
derecho de no reconocer su validez).
El concurso mercantil se
solicitó sólo para la controladora y no para los demás negocios: las
tiendas Costco, los restaurantes California y una inmobiliaria seguían
operando tan saludablemente como lo habían hecho en los últimos años.
Las
soluciones, dicen los banqueros, llegarán preferiblemente de manera
rápida y fuera de juzgado para mantener el valor de la compañía.
Incluirán capitalización de la empresa, una restructura de deudas que
podría incluir la solicitud de créditos adicionales, y la cesión de
acciones o acciones convertibles.
Con el fin de garantizar el
pago a los proveedores, la empresa anunció el 29 de octubre que obtuvo
dos líneas de crédito de 3,327 mdp para Comer, Costco, o los
restaurantes California. Un crédito de una entidad de crédito privada de
327 TARN y una aportación de Nafin de 3,000 mdp para un fideicomiso de
pago a proveedores. Se pusieron como garantías los activos de las
empresas inmobiliarias del grupo.
La duda que no se puede saldar
con dinero es la de si las compañías aplicaron los principios de
gobierno corporativo. En el caso de Comercial Mexicana: “Hasta el día de
hoy, no sabemos cuál es el monto nacional (valor de referencia de los
derivados) que tenía ni cómo se han movido desde finales de 2007.
Claramente estaban especulando porque ese tipo de pasivos no lo acumulas
si estás descubierto en esa posición”, dice Sebastián Hofmeister,
analista de Moody’s. El 14 de octubre, Moody’s retiró la calificación de
Comerci.
Los bancos se desmarcan
En el
ambiente financiero, hay recelo con lo sucedido. ¿Tendrán los bancos
alguna responsabilidad? “Cuando los bancos venden derivados”, dice un
banquero no involucrado en esta operación, “deben ser sumamente
responsables, no traer riesgos sino soluciones. Y no sé si todos los
bancos lo han hecho así”.
La CNBV investiga la información
provista por los bancos. Todos ellos siguen un formato internacional,
llamado ISDA, y aseguran que cuentan con correos que advierten del
riesgo, y que hicieron presentaciones en las que mostraban las
consecuencias de un escenario catastrófico como el actual.
El
limbo regulatorio contribuyó al desastre. Los contratos de derivados no
son públicos. Los que los venden, no tenían manera de saber a ciencia
cierta el grado de riesgo tomado por las empresas con otros bancos. En
esta ocasión, la mayoría se registró en Nueva York. Ni siquiera Hacienda
conocía su valor de mercado.
Entre las propuestas que se
sugieren para que no vuelva a suceder, está la revelación más precisa de
los riesgos potenciales de los contratos de derivados, y que la
Secretaría de Hacienda centralice la información de las empresas
nacionales.
¿Pegaron a la moneda?
El
desplome del peso no respondió a la liquidación de contratos de las
empresas; al menos no fue el único motivo. Sorprendió a todos. Las
previsiones del tipo de cambio del gobierno, Banxico y de los grupos
financieros indicaban un tipo de cambio en el entorno inferior a los
10.90 pesos.
Las explicaciones llegaron después. La fortaleza de
la moneda mexicana en los últimos años se había beneficiado de la alta
liquidez internacional.
Los capitales fluían para invertir en
papel mexicano atraídos por la diferencia de tasas de interés con EU y
la estabilidad de precios.
El peso fuerte vio su final con la
crisis hipotecaria estadounidense que dejó a los bancos con miles de
millones de dólares en pérdidas. “Hubo un pánico generalizado”, explica
Julio de Quesada, presidente del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales y
ex banquero de Banamex y Citigroup.
El efecto dominó aún no
termina. Es probable que broten otros casos en las próximas semanas y
meses, anticipa Nicolás Olea, experto en derivados de KPMG.
Las sanciones
Aunque
la CNBV presente responsables por el manejo que las empresas hicieron
de instrumentos derivados, no todos están convencidos de que se mueva
mucho. “Para mí, el que se haga una investigación (por la CNBV) implica
que haya una acción posterior, de lo contrario no sirve de nada”, dice
Jesús González, experto en gobierno corporativo de KPMG. Por bajos
niveles de revelación, supervisión y emisión de informes, las sanciones
máximas consideradas en la Ley del Mercado de Valores son penales –15
años de cárcel– y económicas –multas hasta por el equivalente a 100,000
salarios mínimos–, y son aplicables a la empresa, consejeros, director
general o al conjunto si la responsabilidad es compartida.
El
asunto podría tener consecuencias penales si un inversionista, tenedor
de deuda o accionista presenta denuncia por considerar que ha sido
engañado por quien debió haberle informado la situación de la empresa.
La
mayor sensibilidad al tema de riesgos, derivada de la debacle de
empresas como Comercial Mexicana, podría conducir a cambios normativos.
Es previsible una nueva regulación que obligue a las empresas públicas a
revelar su exposición en instrumentos sofisticados “más que en los
derivados, en reforzar la obligatoriedad de revelar la información de
manera mucho más clara”, dice Jorge Alegría, director del MexDer en
entrevista con CNNExpansión.com. Ello permitirá cuantificar y evaluar
los riesgos de las empresas que hacen operaciones con derivados, de
manera similar a como lo hacen los bancos, agrega.
Hay que tener
normas mínimas de revelación estandarizadas desde los intermediarios
hasta las empresas que compran estos productos, algo que hasta el
momento no existe, señala Guillemo Babatz, presidente de la Comisión
Nacional Bancaria y de Valores. Tal como hay normas mínimas de
revelación para un cliente que contrata un crédito hipotecario, debe
haber el equivalente en un producto derivado que negocian un banco y una
empresa, añade, bajo la premisa de que ambas partes están informadas.
La
transversalidad de las operaciones interbancarias a escala mundial hace
necesario un organismo mundial, similar a la ONU, dice Sam Podolsky,
fundador y ex presidente del Instituto Mexicano de Gobernabilidad
Corporativa (IMGC) y actual secretario técnico del Consejo Consultivo de
Competitividad de la Ciudad de México. De esa manera los agentes
financieros internacionales tendrían que comprometerse con la
transparencia, señala, y a tener diagnósticos claros de los riesgos
globales derivados de las circunstancias económicas de cada país. Lo que
claramente se requiere es mayor cooperación entre los reguladores de
los países, dice Babatz.
Se podría comenzar por exigir que se
cumpla lo que dice la ley, opina González, de KPMG. La Ley del Mercado
de Valores exige que consejeros y miembros de comités tengan experiencia
de negocios, conocimientos técnicos en diversas áreas, que sean
multidisciplinarios para que vean las aristas del negocio, pero no se
cumple, señala el analista.
El gobierno corporativo es mucho más
que hacer un comité que opere cuatro veces al año, añade, implica
identificar riesgos críticos, evaluarlos y decidir su revelación al
público inversionista. Se ha calculado que un consejero independiente
tiene que dedicar 36 horas al mes para llegar a una junta de cuatro
horas, comenta González, en lugar de simplemente leer un reporte 15
minutos antes de la reunión. “La pregunta es si realmente estaban
cubriendo el riesgo o si solamente estaban cubriendo las formas”.
La
reflexión es para todos. “Todos los participantes, abogados,
contadores, consejeros, banqueros e, incluso, reguladores, vamos a tener
un compromiso moral de participar activamente en la búsqueda de
fórmulas que permitan, en la medida de lo posible, evitar que se repita
esta situación”.
“FUE UNA MEZCLA DE AVARICIA Y MIOPÍA”
Guillermo Babatz, presidente de la CNBV, investiga si empresas y bancos
actuaron con transparencia y ética en operaciones con derivados.
Revisará si la norma necesita reforzarse.
¿Qué sucedió en las últimas semanas?
El
peso había tenido un periodo prolongado de estabilidad. Eso fomentó que
algunas empresas confiaran en que no iba a cambiar y entraran en
contratos derivados donde tenían algún beneficio de apostarle a la
estabilidad del tipo de cambio. Pero el peso se depreció y la manera
para acotar las pérdidas de esos riesgos, era salir a demandar dólares
para liquidar la posición.
¿Llegaron las empresas a un momento de avaricia?
No
quiero particularizar. En términos generales, creo que es una
combinación de avaricia, miopía y una falta de procesos adecuados para
la toma de decisiones. Habrá ocasiones donde fue más avaricia y otras en
las que fue más la falta de un mecanismo adecuado de toma de
decisiones.
¿Qué está haciendo la CNBV?
Abrimos
investigaciones que implican entrar a las empresas donde se presentaron
estos problemas y obtener toda la información. Y haremos lo mismo con
los intermediarios que vendieron estos productos. Iniciamos dos
investigaciones pero no puedo dar nombres, por las reservas de ley.
¿Qué van a averiguar?
Queremos
entender si la toma de decisiones dentro de la empresa fue de acuerdo a
la norma, y si esas decisiones se revelaron a los inversionistas (...).
La ley es muy clara en decir que cualquier evento que pueda impactar el
precio de la acción tiene que comunicarse de inmediato a los
inversionistas.
¿O si se informó al consejo de administración?
Lo estamos viendo. Depende de qué tipo de operaciones hablamos y del giro de la empresa.
¿Y en ese caso es un delito hacerlo?
Hay
que verlo, una cosa es que haya un rompimiento de una norma, y de ahí a
que sea un delito, va más allá. En general, hay un delito cuando se
induce al error otorgando información falsa.
¿Pidieron información a firmas auditoras y calificadoras?
Estamos
con emisoras e intermediarios, no estamos yéndonos por las
calificadoras, porque se apoyan en información que la empresa aporta.
¿Qué va a cambiar la CNBV?
Tenemos
que revisar si la revelación que ya se exige por el lado de las normas
contables es suficiente. Lo otro es revisar si debiéramos de tener
normas en cuanto a estándares de venta de estos productos, de los
intermediarios hacia la clientela.
¿Y esto en qué rumbo va?
Tenemos que tener normas mínimas de revelación estandarizadas, lo que hasta el momento no existe.
¿Qué aplica a los auditores en caso de omisión o error?
En
la medida en que haya habido errores, los auditores pueden ser
responsables ante empresa e inversionista. Nosotros también podemos
sancionarlos.
JOSÉ MANUEL MARTÍNEZ Y ULISES HERNÁNDEZ |
DERIVADOS, ¿SEGUROS? La depreciación del peso y la baja de los energéticos provocaron que
las empresas reconocieran pérdidas al reevaluar sus posiciones en
derivados: |
Empresa | Pérdida en mdd | % de sus activos |
Comercial Mexicana | 1,080 | 25 |
Gruma | 684 | 18.2 |
Vitro | 227 | 7.5 |
Alfa | 191 | 2 |
Bachoco | 50 | 2.6 |
Grupo Industrial Saltillo | 49 | 4.5 |
Autlán | 40 | 9.2 |
Grupo Posadas | 38 | 3 |
Fuente: BMV, Banamex Accival, Fitch Ratings. |
DEUDA EN ÉPOCA DE CRISIS Estas empresas tienen las mayores deudas del mercado.
Ojo con su apalancamiento: 1.0x muy bueno, 1.5x bueno, más de 2.0x ya no tanto. |
Empresa | Deuda neta mdd | Activo total mdd | Deuda neta/ EBITDA3 |
Cemex1 | 16,46.0 | 49,287.8 | 3.6x |
América Móvil2 | 8,240.1 | 34,627.2 | 0.6x |
Telmex1 | 7,475.5 | 16,021.4 | 1.2x |
FEMSA2 | 3,174.7 | 16,717.2 | 1.1x |
Alfa1 | 1,893.9 | 9,459.9 | 1.9x |
Vitro2 | 1,380.2 | 3,031.4 | 3.9x |
AHMSA2 | 1,172.0 | 4,584.8 | 1.3x |
Soriana2 | 1,140.6 | 6,389.8 | 1.9x |
IDEAL2 | 964.5 | 2,469.2 | 7.7x |
Iusacell 1 | 935.7 | 1,574.7 | 4.4x |
Grupo Carso2 | 916.1 | 8,498.7 | 0.9x |
Grupo Lamosa2 | 830.9 | 1,545.0 | 5.5x |
Notas: 1Información a sep. 08; 2Información a jun. 08; 3Valores de 12 meses al cierre. Fuente: Economática. |
SIN ESPECULACIÓN
El Boletín C-10 de las Normas de Información Financiera (NIF) mexicanas
establece que las empresas deben revelar sus posiciones en
instrumentos financieros derivados cuando se utilizan para cambiar el
perfil de riesgos asociados con variaciones en las tasas de interés y
las monedas en que está denominada la deuda; para disminuir el costo
financiero; para cubrir operaciones pronosticadas y para realizar
inversiones netas en subsidiarias en el extranjero. Por cada operación,
debe revelarse si el derivado se utilizó para coberturas de valor
razonable (
mark to market) o de flujo de efectivo.
“Debe clarificarse que el uso de los mismos es para efectos de cubrir
algún tipo de riesgo asociado con la exposición derivada de las
operaciones normales de la entidad (no para fines especulativos)”,
concluye la NIF.