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viernes, 19 de marzo de 2010

Jorge Pinto
Negocios y libros
19 de marzo de 2010

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La burbuja de internet a diez años

Antes de sufrir una brutal caída de más de 60% en unos meses generando enormes pérdidas, el 10 de marzo de 2000 el índice de la bolsa Nasdaq llega a su punto más alto en su historia al tocar 5 mil 49 puntos.



Como resultado de una enorme burbuja ese mercado tuvo una vertiginosa subida ya que cinco años antes el citado índice apenas llegaba a 750 puntos, lo que representó un ascenso de 570%, o una ganancia neta de más de 5 millones de dólares en cinco años para quien hubiera invertido sólo 10 mil en 1995 y naturalmente vendido todo su portafolio antes de la debacle.

El impacto de la ruptura de esa burbuja es fácil de apreciar ya que el citado índice se sitúa hoy en 2 mil 350, lo que implica que, después de una década, en promedio los inversionistas aún no han podido resarcir sus pérdidas que siguen siendo del orden de 54% (sin contar el costo del dinero y pérdida de oportunidades). El daño económico es tan serio que aún descontando a las empresas quebradas por la burbuja, quienes invirtieron hace 10 años en prestigiadas empresas como Microsoft continúan perdiendo casi 50% de su inversión original ya que en marzo de 2000 esas acciones valían 57 dólares y actualmente se cotizan en sólo 29.

Para tener una idea del origen de esa burbuja, al final de los 90 semanalmente se inscribían en el Nasdaq empresas que buscaban explotar el entusiasmo que había despertado el nuevo mundo virtual originado por internet. La gran mayoría de esas ahora desaparecidas empresas sólo vendían un concepto y acciones que los inversionistas adquirían de manera “irracional” buscando beneficiarse de la espectacular subida que registraban esas acciones, generando enormes fortunas para sus fundadores y asociados. Esta situación produjo un enorme globo especulativo caracterizado por la creación acelerada —en papel— de riqueza que se tradujo en excesivos gastos suntuarios, corrupción y finalmente a quiebras, desempleo, y pérdidas irrecuperables para millones de ahorradores.

La industria editorial no fue inmune al fenómeno y contribuye al desarrollo de esa burbuja, ya que la mayoría de los libros que se publicaron en EU a fines de los 90 reflejaban la cultura del momento y emulaban a políticos, analistas y empresarios, que proclamaban el advenimiento de una nueva era de creciente e inagotable prosperidad.

Los libros replicaban el discurso oficial que al final de la administración del presidente Clinton proyectaba un clima de euforia negándose a reconocer la fragilidad de una burbuja que no sólo originó la caída de los mercados sino la interrupción de todo tipo de financiamiento para el sector de tecnología por varios años.

Con el título Exuberancia irracional, acuñada por el titular de la Reserva Federal de Estados Unidos Alan Greenspan, el reconocido economista Robert Shiller publica también hace 10 años un extraordinario libro que documenta ese momento de la economía estadounidense. El libro fue escrito durante el furor de los 90 y muestra con cifras la velocidad con la que se acumulaba riqueza y se establecían empresas que, con sólo una idea, recaudaban millones de dólares que luego no necesariamente utilizaban para desarrollar esa idea o producir los resultados prometidos en sus planes de negocios. Shiller menciona el papel que jugaron los analistas financieros y la prensa en la generación del clima de histeria que hizo que, como en 1929, aún los más modestos ahorristas invirtieran todo en la ilusión de la exuberancia irracional. En su prólogo a la edición en español, Shiller cuenta que escribió el libro con un sentido de urgencia, anticipando el abrupto final de una época muy parecida a los fabulosos 20.

Tres años después de la terrible burbuja, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz publica The Roaring Nineties, otro libro sobre el fenómeno que como señalamos arruina a millones. Este libro presenta una perspectiva más amplia y un análisis crítico de los sectores que produjeron los excesos de los 90.

Resulta muy preocupante que los actores financieros, incluidos los inversionistas no hubieran aprendido las lecciones de internet y en menos de 10 años se produzca una nueva y destructiva burbuja esta vez originada en la especulación en bienes raíces y las hipotecas. Como consuelo, tenemos a exitosas empresas como Twitter y Facebook que no siguen los pasos de sus fracasados antecesores y antes de salir al mercado están consolidando un modelo de negocios que genere ingresos.

LECTURAS

•“Exuberancia irracional”, Robert Shiller, editorial Océano, México, 2003.

• Joseph Stiglitz. ”The Roaring Nineties: A New History of the World’s Most Prosperous Era”. Norton, W. W. & Company, 2003.